27 dic 2011

LA PARADOJA DEL COMEDIANTE



" Fabio Morábito en una reciente entrevista: “Un escritor es el que, en rigor, no sabe escribir. Nadie sabe escribir, pero un escritor es el que se da cuenta y convierte eso en un problema”."

Completamente de acuerdo con lo que expone Morábito y con todas las impresiones que nos muestra Vila-Matas en el artículo recomendado por El Pobrecito...
Soy nueva en este bello arte de la escritura y lo cierto es que aunque mi bagaje es escaso, cuando cierro un texto siempre pienso en él como algo inacabado y mejorable y se convierte en un pensamiento recurrente.

Hojeando LA PARADOJA DEL COMEDIANTE  de Diderot, me ha llamado la atención la frase:  
"No se explique si quiere entenderse".
Cuántas veces los que escribimos - o al menos yo- nos entendemos con frases simples y sencillas  pero nos obstinamos en complicarlo todo, en dar vueltas que nunca finalizan para llegar a un punto sin retorno que obliga a volver al inicio.

!Es la dura vida del amante de las letras!

22 dic 2011

EL ALQUIMISTA

Hace tiempo que quería leer esta obra; ya lo  he conseguido . Digo que lo he conseguido porque al igual que Santiago, el muchacho protagonista, he estado cruzando un desierto inacabable.
Es un libro simbólico, lleno de mensajes y en el que el lector se pierde si intenta seguir una trama de típica novela con inicio, trama y final.
Ahundando un poco en la vida del autor, descubrí que el estudio de la Alquimia o de la Magia, era la excusa perfecta que quiere Coelho para descubrir el Elixir de la Larga Vida; según él, sólo aceptamos una verdad cuando previamente la negamos desde el fondo del alma. La frase es muy contundente pero yo me pregunto: ¿cómo niego una verdad si no sé si existe?.
Según el Maestro de Coelho existen 3 tipos de alquimistas:
* Los que son imprecisos porque no saben de lo que están hablando.
* Los que saben que lo son pero saben que hay que hablar desde el corazón y no desde la razón.
* Los que nunca oyeron hablar de la Alquimia pero han descubierto la Piedra Filosofal a través de su  vida.

¿Cuántos Alquimista viajan o se pasean por este mundo? De los del primer tipo me temo que son de los que más abunda.
!Es que hay mucha gente que habla y no sabe de lo que está hablando! Lo triste es que hay más gente que les cree...

Algunas frases del libro:
* Cuando quieres alguna cosa, TODO EL UNIVERSO CONSPIRA PARA QUE REALICES TU DESEO.
* CUANDO TODOS LOS DIAS PARECEN IGUALES, ES PORQUE HEMOS DEJADO DE PERCIBIR LAS COSAS BUENAS DE LA VIDA.

¿Sois alquimistas?

Me despido,
Maktub (que significa algo así como “está escrito”).


  







    

17 dic 2011

MAESTRO



















Alguien me ha dicho que escribir es una faena dura, solitaria y desagradecida. Es cierto, pero el placer que se siente cuando lees lo que has escrito no tiene precio.
Es más duro en el comienzo, cuando dejas libre el tapón que aprisionaba tus sentimientos y no tienes tiempo ni sabes gestionar todo lo que se acumula en tu mente.
 Estoy empezando y cuesta y al mismo tiempo quiero que cueste, porque significa que el cerebro trabaja a tanta velocidad que no te da tiempo; me he encontrado hablándole a solas y diciéndole: tranquilízate y frena.
Como me ha explicado este Alguien, tengo que aprender a saber crear. Crear para vivir y para sentir. Crear para mostrar. Crear para emocionar.
Este rincón de sentimientos empieza ahora.
Si Alguien lee a la que escribe, que supongo que sí, entenderá lo que he plasmado; él también lo siente.

Gracias Maestro 

15 dic 2011

ROMEO Y JULIETA



Suena el timbre. Ruido y alborozo en el pasillo. Adolescentes con los nervios a flor de piel se apresuran para entrar a clase antes que empiece la prueba.
Todos saben que se juegan mucho, la mayoría se lo han preparado, pocos pasarán con éxito…pero sólo a dos no les importa: María y Ahmed viven su historia absortos en sus sentimientos, sus gestos mutuos y sus guiños.
Es sabido por todos que su historia de amor está por encima de la edad, la pasión, los besos escondidos y los comentarios típicos. Pero hay alguien a quien le parece que esta relación rompe con los estándares morales, culturales y religiosos establecidos en los años en los que el “sí señor” y “a sus órdenes, señor” era lo correcto. Para el sr. Antonio, médico de profesión y falangista de devoción es intolerable que su hija ame a un individuo, cuya “raza” pone en peligro el bienestar nacional.
Ahmed y María viven su historia a escondidas de la prohibición expresa del progenitor, salvando día a día las emociones y luchando noche a noche para que no se pierdan.
Pero lo que María desconoce es el desasosiego que está mermando las fuerzas a Ahmed en su lucha continua por mantenerse en pie y con firmeza…
Empieza la prueba. Sobre los pupitres, un comentario de texto de Romeo y Julieta de Shakespeare, con la pregunta: Aplicaciones y equivalencias de la tragedia shakesperiana en el s.XXI. 
Sesenta minutos para demostrar, pasar o ignorar. María, con la vista fijada en el papel y la mano reposada en la mesa, se percata de pasos rápidos acercándose a su espalda que le susurran tiernamente y con ritmo entrecortado: Adiós, te quiero.
Inmediatamente alza la vista y distingue, entre figuras enfrascadas en el comentario, la silueta esbelta, perfecta y excitante de Ahmed saliendo del aula con paso acelerado…
Han pasado treinta minutos desde el inicio de la prueba y María ya no aguanta más la incertidumbre creada por Ahmed en el momento de su huida. En el preciso momento en el que se decide a ir en su busca, entra en la sala el director del centro, se dirige hacia ella y con voz temblorosa y ojos húmedos por las lágrimas le indica: Acompáñame.
Sus pasos siguen sin rechistar a la figura imponente y vetusta del director, que se dirige hacia el gimnasio. Entran y…la escena que aparece no puede ser más dantesca, inexplicable y a la vez, triste: Ahmed en el suelo, ojos cerrados, labios entreabiertos delimitando una sonrisa irónica y seca. La mano izquierda sostiene un libro abierto y la derecha un papel doblado. María se abalanza sobre el cuerpo inerte y le susurra: Porqué? Retira el libro, fija su vista en la página que está abierta, la 211, y lo único que ve son dos frases marcadas con color llamativo: En la parte superior, Romeo y Julieta de William Shakespeare, y en la parte central, la vida es mi tortura y la muerte será mi descanso. Retira después el papel de la otra mano y observa que se trata de una carta, escrita a mano, que Ahmed le dedica:
María ,cariño, perdóname; he sido un cobarde, no he sabido cómo salvar la vida. Mientras estaba ahí lo he hecho lo mejor que he sabido, pero me rindo, no puedo más.
Deja que me vaya en paz, no me odies. Quiero que tu corazón ame, sienta y palpite por los dos. Ante todo, sé feliz.


EGIPCIA

Se conocieron en una tarde lluviosa, como otras muchas tardes del mes de Abril, cuando el sol parece que no se atreve a despertar del largo letargo hivernal.
Los paraguas se convertían en esos momentos en los protagonistas y lánguidos transeúntes de la calle, sostenidos por blancas y mojadas manos que se cruzaban entre luces rojas y verdes de neón.
La lluvia arreciaba, lo que parecía una llovizna de primavera se estaba convirtiendo en tormenta impetuosa, con lo que Carlos empezó a correr, sorteando charcos y charcos hasta que entró en el primer portal que encontró abierto.
Después de secarse el agua que le resbalaba por el rostro y abrir los ojos, la imagen que apareció ante él parecía la estampa del interior de una pirámide de Egipto.....paredes ocres, faltas de adornos y cuadros... tan sólo una estantería con libros viejos y polvorientos de entre los cuales pudo ver una lámina que dejaba entrever: EGIPCIA.
Por un momento se quedó pensando en la casualidad en la que estaba inmerso en ese momento: un egiptólogo en un habitáculo urbano parecido a una cámara faraónica de una pirámide; mientras observaba el detalle de la estancia, apareció, como por arte de magia, una silueta esbelta, difuminada por la sombra que producía la tenue luz de la habitación.
Cuando fijó la mirada sobre ella, descubrió el más bello e intrigante rostro que nunca había visto: Ojos negros delimitados por una fina línea negra con forma de cola de golondrina, que además de realzar la belleza de la mirada, la protegía. Los párpados verde pradera y el pelo negro azabache completaban una perfección silenciosa que acompañaba a unos labios sangre.
A la pregunta de: ¿Quién eres?, siguió la respuesta: Isis.
En ese momento, Carlos notó una punzada intensa en la pierna, a la que le siguió una sudoración fría que le recorrió todo el cuerpo. Isis se acercó a su rostro y, levantando la mano, le aproximó una cruz dorada al tiempo que le susurraba: Este es tu Ankh.
El último aliento de vida de Carlos llegó con el beso suave y húmedo de Isis, al tiempo que un escorpión salía de la estancia.